[] La
Alameda de Cacho se reinventó a principios de los años cincuenta. Lo hizo con el diseño de un
Auditorio junto a un
paseo de jardines escalonados bajo la entrada de la
Iglesia de San Roque, construida en 1944. Desde entonces, la inmaculada
concha del
Auditórium del Sardinero ha sido el escenario por excelencia de los espectáculos veraniegos de
varietés de la capital.
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