POR BORJA TERÁN
reencuentro y reconciliación, a través de mi cámara de fotos, con la ciudad donde nací.

La farola de las Cuatro Estaciones, la farola inquieta

[] Diseñada, con reminiscencias modernistas, por el arquitecto municipal Valentín Lavín y esculpida, en piedra de Novelda, por José Quintana, la Farola de las Cuatro Estaciones se colocó en 1913 en la Plaza del Ayuntamiento, lugar conocido por aquel entonces con el nombre de Pí y Margall. Aunque allí no duró mucho. Y es que, al poco tiempo, fue trasladada a los aledaños de la Plaza de la Esperanza. Frente al popular mercado estuvo hasta 1983, fecha en la que terminaron las obras del parking subterráneo de la Plaza del Ayuntamiento y se decidió recuperar a la icónica farola frente al consistorio, en el mismo sitio donde se encontraba la fuente monumental que ahora está en El Sardinero (junto al Parque de Mesones). Casi treinta años después, la reciente reforma de la Plaza del Ayuntamiento dejó, de nuevo, sin hueco al conjunto escultórico. Tras meses de incertidumbre sobre su ubicación definitiva, las figuras de las Cuatro Estaciones, basadas según la tradición popular en la belleza de la santanderina Basilisa García Herrera, han encontrado su sitio en la Alameda de Oviedo. Esperemos que esta vez sea por mucho tiempo.

¿El principio del fin del Mercado de México?

[] El Mercado de México nació en el momento de crecimiento de las grandes superficies comerciales. Eran los años ochenta y se abría una flamante plaza de abastos para la ciudad. Pero nacía con un concepto demasiado tradicional y, probablemente, no acorde con los nuevos hábitos de consumo. Resultado: el Mercado de México nunca llegó a funcionar. Durante los últimos años, se ha llevado a cabo en su interior una importante reforma con Fondos Europeos para adaptar su planta baja a un "Centro de Iniciativas Empresariales". Aunque, ahora, el Ayuntamiento de Santander ha lanzado el proyecto de derrumbar el característico edificio para construir en su lugar un gran centro comercial que acogerá, además de los puestos existentes actualmente, un supermercado, una ludoteca, tiendas, zonas de ocio, restaurantes, bares... Tendrá 30.000 metros cuadrados, una altura de 17 metros y ocupará la superficie del Mercado y la anexa Plaza de México. Quizá se repita la historia. Quizá la ciudad ya está saturada de este conservador concepto de centros comerciales.

El origen del nombre de la 'Plaza de las Cervezas'

[] La mítica cerveza Cruz Blanca se elaboró en Santander entre 1870 y 1978, año en el que se clausuró la fábrica de la Calle San Fernando. Así se puso fin a un larga e intensa andadura de la industria cervecera en Cantabria. En la actualidad, en el lugar donde se encontraba la factoría de la bebida espumosa existe una plaza peatonal conocida como Plaza de las Cervezas. No podía ser de otra manera.

Real Club Marítimo de Santander, legendario perfil blanco sobre el Mar Cantábrico

[] Sobre unos pilotes de hormigón armado, junto al espigón de Puertochico, se levanta el Real Club Marítimo de Santander. Se trata de un edificio proyectado por el arquitecto Gonzalo Bringas en el mismo lugar en el que se encontraba la sede inicial del club, que fue saqueada e incendiada en 1932. El Real Club Marítimo es uno de los clubes privados deportivos con más solera de España, pertenece a la Asociación Española de Clubes Náuticos (AECN) y su característico perfil blanco sobre la Bahía se ha convertido en una clásica postal de Santander.

Las Escuelas de Numancia, un siglo de educación pública

[] Las Escuelas de Numancia llevan más de un siglo pegadas a la cuesta de Antonio Mendoza. Primero en un pequeño caserón, después en sus actuales seis plantas. Detrás de sus grandes cristaleras se han formado decenas de generaciones de cántabros. Aunque comparten edificio, son dos colegios diferentes con identidad propia: Colegio Cisneros y Colegio Antonio Mendoza. Pero no siempre se llamaron así. Durante años, su nombre oficial fue el de “Colegio Público de Prácticas 1 y 2”, porque las dos escuelas servían para la formación de estudiantes de Magisterio. Desde 2007, sobre la mitad de su gran patio de recreo existe un polideportivo de titularidad municipal.

El Paseo Marítimo que fue gran puerto industrial

[] Las antiguas dársenas del puerto industrial, frente al Paseo de Pereda, siempre fueron un lugar privilegiado para contemplar a una imponente Peña Cabarga presidir la Bahía de Santander. Hoy, este enclave, ganado al mar, ha enterrado las vías de los viejos trenes, que acudían a la "orilla" en busca de mercancías, para dar paso a un acogedor paseo de bancos de madera, a la sombra de árboles antisalitre.

El edificio de los Ministerios de la Calle Vargas, un superviviente

[] Doce alturas de cemento y cristal para la administración pública. Así se concibieron los Ministerios de la Calle Vargas. Frente a la Alameda de Oviedo, este inmueble ha sobrevivido al aumento de las competencias autonómicas, a sede del mediático juicio a Juan Hormaechea e, incluso, convertirse en víctima de un atentado terrorista de ETA.

Roberto Orallo y sus bañistas de la vieja torre del Rhin

[] La creatividad y destreza de Roberto Orallo logró convertir en una magistral obra de arte la insípida fachada de la Torre del Rhin (ahora restaurante Maremondo). Y es que, desde finales de los ochenta, hablar del Balneario del Sardinero es hablar de los bañistas cubistas de Orallo.

Los balcones del Edificio Vitalicio, elegancia en simetría


[] El arquitecto Gonzalo Bringas es el responsable del Edificio Vitalicio, un ejemplo de elegancia, funcionalidad, austeridad y estilo clásico español. Fue construido en 1919 y, desde entonces, sus balcones semicirculares miran al sur con una distinción que nunca pasa de moda.

Los signos del zodiaco están en Cuatro Caminos


[] El monumento a los Signos del Zodiaco preside la ajetreada glorieta de Cuatro Caminos. Al fondo, el denso edificio que acogió el mítico Cine Santander. Hoy, convertido en tienda de decoración.

El monumento a Jose Hierro, poesía visual junto al Mar Cantábrico

[] Pepe Hierro está inmortal en la Bahía a través de siete láminas de acero que, vistas en perspectiva, recrean el característico rostro del poeta (ver aquí). A los pies de la obra, diseñada por Gemma Soldevilla, se puede leer: “Si muero, que me pongan desnudo, desnudo junto al mar. Serán las aguas grises mi escudo y no habrá que luchar”.

El Palacio del Promontorio, dominando la ciudad y su Bahía

[] Imponente, junto al Hotel Real, está el Palacio del Promontorio. Un castillo de estilo montañés con vistas a toda la Bahía santanderina y que fue la residencia principal de Emilio Botón padre, alma del Banco Santander. En 2006, la familia Botín decidió donar su emblemática residencia a la Fundación Marcelino Botín para el desarrollo en ella de actividades sociales y culturales.

El Centro Comercial de Valdecilla tiene los días contados

[] Ha sido puerta de entrada del Hospital durante más de diez años. Construido sobre un parking subterráneo acoge cafeterías, floristerías, bancos, tiendas de regalos e, incluso, es punto de reunión de pensionistas. Pero, durante este próximo mes de mayo, será derribado. El viejo centro comercial dejará su espacio a la amplia plaza abierta del Valdecilla del Siglo XXI.

El Auditorium del Sardinero, anfitrión mítico del espectáculo veraniego

[] La Alameda de Cacho se reinventó a principios de los años cincuenta. Lo hizo con el diseño de un Auditorio junto a un paseo de jardines escalonados bajo la entrada de la Iglesia de San Roque, construida en 1944. Desde entonces, la inmaculada concha del Auditórium del Sardinero ha sido el escenario por excelencia de los espectáculos veraniegos de varietés de la capital.

Aquellos bomberos voluntarios de la Plaza de Numancia

[] Como reacción a la catástrofe del Cabo Machichaco (590 muertos) se fundó el Parque de Bomberos Voluntarios de la Plaza de Numancia. Inaugurado en 1905, este edificio fue proyectado por el arquitecto Valentín R. Lavín Casalís y, en su interior, cuenta con un característico patio poligonal de hierro que está coronado por una lucerna a 15 metros de altura.

Duelo de arquitecturas en Puertochico

[] Los edificios singulares campan a sus anchas en Puertochico. Aquí la arquitectura no entiende de épocas, de estilos, de ideologías… ni de respetos.

Quinta Labat pudo ser la Moncloa montañesa

[] En la Avenida de los Infantes se levanta Quinta Labat, una vivienda particular construida, en 1985, por Casimiro Pérez de la Riva. Se trata de un ejemplo de arquitectura finisecular que, en 1990, el Gobierno de Cantabria se planteó convertir en "hogar" del presidente de la comunidad autónoma. Pero, tras una reformar de más de 100 millones de pesetas,  este palacete nunca llegó a transformarse en una pequeña Casa Blanca de la tierruca. En la actualidad, después de años cerrada, es la sede de la Consejería de Industria y Desarrollo Tecnológico.

El nuevo Parque de Bomberos de Santander será también un centro de investigación

[] Ya está en funcionamiento el nuevo Parque de Bomberos. Situado en Ojaiz, cuenta con un edificio de cocheras con capacidad para 24 vehículos, un centro de formación, una torre de prácticas de 21 metros de altura (asoma en la fotografía), un gimnasio de 350 metros cuadrados y una sala de conferencias con capacidad para 110 personas. Además, las instalaciones se completarán con un Museo dedicado a los bomberos y un Centro de Investigación del fuego, en colaboración con la Universidad de Cantabria. Con este flamante complejo los bomberos santanderinos consiguen su vieja aspiración de tener una instalaciones de calidad, tras décadas relegados a la pequeña sede de la Calle Cajo, ya derrumbada (ver aquí).

El colosal edificio que se tambaleó

[] Este imponente edificio que acoge una de las famosas heladerías REGMA, entre la calle Jesús de Monasterio y la calle Cervantes, preside colosal la entrada a la Plaza del Ayuntamiento. Edificado a mediados de siglo XX, tuvo que ser desalojado de urgencia en los años noventa por un grave problema en su estructura. Los santanderinos temieron lo peor: el desplome del inmueble. Aún estaba cerca el  catastrófico derrumbamiento del Hotel Bahía. Pero, en este caso, los pilares fueron reforzados a tiempo. Un susto que Santander ya ha olvidado.

Plaza de Toros de Cuatro Caminos, carisma mudéjar

[] Inaugurada en 1890 y diseñada por el arquitecto Alfredo de la Escalera, la popular Plaza de Toros de Cuatro Caminos cuenta con capacidad para albergar hasta 10.300 personas. Una de las señas de identidad del coso, sede de la Feria de Santiago, es que está coronado por los curiosos hierros de las ganaderías más importantes existentes de la época en que se fundó (ver aquí). Aunque, el elemento que sobre todo distingue a esta plaza del resto es su contundente estilo mudéjar: carismático.

Planetario de Santander, las estrellas íntimamente cerca

[] Tiene 8 metros de diámetro y 10 metros de altura. Se trata de la cúpula que corona el extremo, que preside la entrada a la Cuesta del Gas, de la Escuela Técnica Superior de Náutica de la Universidad de Cantabria. En su interior se encuentra el Planetario de Santander, una pequeña sala con capacidad para sólo cincuenta personas y entrada gratuita.

El viejo Hotel de México, modernismo para la Plaza de las Estaciones

[] El antiguo Hotel México fue construido en 1923 y ha sabido mantener su característica esencia modernista de principios de siglo, tanto en su arquitectura como en su interior. Ahora, sus típicas galerías sobreviven bajo la propiedad del grupo hotelero Abba, que lo rehabilitó recientemente.

Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, acogedora vanguardia


[] Nació a principios del siglo XX por obra y gracia del Marqués de Valdilla. De ahí su nombre. Aunque su sobrina también tuvo mucho que ver en la puesta en marcha. Desde entonces, este hospital ha crecido has convertirse en unos de los más importantes de Europa, logrando una gran influencia en el ámbito científico, social e incluso económico de Cantabria. Ahora, está siendo sometido a un importante proceso de renovación que supone un salto tecnológico pero, también, un cambio en el concepto del hospital clásico. Derrumbado fríos tabiques hostiles para convertir los centros sanitarios en lugares acogedores, llenos de color, cercanía y vida.

La Playa de los Peligros, el Palacio de la Magdalena, la Bahía... es Santander

[] Ahí está la Playa de los Peligros. Aunque, en realidad, no tiene ningún peligro. Al fondo, en lo más alto, el Palacio de la Magdalena. Una estampa típica de postal santanderina para empezar una bitácora en la que encontraremos, poco a poco,  rincones que construyen la memoria vivida de los cántabros. Y la mía propia. Bienvenidos.